lunes, 3 de diciembre de 2007

Absurdo

Años, muchos años en este deporte, y jamás me ha tocado vivir una situación tan esperpéntica como la acaecida en Tudela. Tras una temporada exitosa, con ascenso incluido a Primera División, comenzaba un nuevo periplo ambicioso, plagado de ilusiones, con caras nuevas en la plantilla que auguraban un futuro halagüeño. Punto de partida para conseguir el objetivo planteado por la Directiva de ascender a la DHB en un plazo más o menos razonable de unos tres años. Comenzaba, como digo, la carrera hacia la ilusión.
Pero comenzó la temporada y el primer traspiés ante el Arrate sembró de dudas a la Junta Directiva, algo absolutamente absurdo, cuando se trata de un equipo debutante. Los continuos comentarios fuera de lugar, las llamadas telefónicas, los sms y la falta de confianza comenzaron a hacer mella en mi moral. Tras una semana dura pero positiva en cuanto a actitud de la plantilla, se ganó un punto en la pista del Ereintza. Todos salimos satisfechos del juego y del resultado, salvo los más "listos" que enviaron a Errenteria al comisario político de turno. De nuevo las presiones, llamadas y sms volvieron a hacer acto de presencia y llegó la decisión que nunca hubiera podido imaginar, que no fue otra que presentar mi dimisión al Presidente. En esa carta daba las gracias a todos por los dos años en los que había disfrutado de lo lindo, pero hacía mención a un jugador con el que mi relación se había deteriorado por culpa de sus manifestaciones actitudes prepotentes y salidas de tono, atribuyéndose una serie de licencias como capitán del equipo que no le correspondían, incluso en algunos momentos, por encima de mi autoridad. Bien es verdad, que en ese escrito vertí algunas palabras fuera de lugar contra él, que fluyeron merced a la rabia que tenía dentro de mí. Posteriormente le pedí disculpas. En cuanto al resto del contenido, parte de la Directiva (o toda ella) quiso ver, donde no había, ciertas afirmaciones o acusaciones absurdas pero, claro, había que buscar alguna excusa para deshacerse de mí cuanto antes, porque "molestaba" a más de uno. Mi única intención "ofensiva" fue hacia Enrique Munárriz y él sabe muy bien el por qué. Un personaje que, en ese momento, no formaba parte del club, luego en ningún momento hubo agresión a ningún miembro de la Junta.

Pero eso no fue todo, sino que el mismo día de mi dimisión, y tras algunas horas de reuniones y espera, el Presidente me invitó a seguir en mi puesto, algo a lo que accedí, y más viendo que los propios jugadores seguían confiando en mi trabajo. Volví a casa con la satisfacción de tener un apoyo sólido en mis jugadores, pero con la inmensa duda de si esa misma confianza era trasladable al grueso de la Junta Directiva, donde algunos hacía tiempo que pedían mi cabeza, apoyados incluso desde la institución principal del Tudela en la figura de su Concejal de Deportes, quien nunca creyó en mi trabajo y, por qué no decirlo, por tener ciertos criterios extradeportivos en las antípodas. Cual fue mi gran sorpresa cuando al día siguiente recibo un e-mail del propio Presidente comunicándome, entre otras cosas, que viajara a Tudela ese mismo día para firmar mi baja federativa. Ya no supe qué hacer ni decir, pues ya había anunciado a mis jugadores que "regresaba" al equipo con más ganas que nunca. No pude contactar con él, lo hice con otro Directivo y, por fin, a media tarde, apareció con una llamada a mi móvil y con unas maneras impropias de una persona cabal, gritando, mintiendo y, lo que es peor, amenazándome gravemente. Ahí, tengo que reconocerlo, me derrumbé y sufrí un ataque de ansiedad que remitió a las dos horas con lo de siempre, el socorrido Trankimazin.
A partir de aquí, mentiras, declaraciones en la prensa absolutamente falsas, "buenas palabras" para salir al paso del error cometido. Me llama la Prensa, pero en ningún momento sacaron nada que yo no quisiera, ya que no era bueno para los intereses del equipo. Han pasado muchos días ya, y se me sigue acusando desde Tudela de escribir, azuzar y otras lindezas más sin sentido ni rigor y, lo que es peor, sin ningún tipo de prueba real.
Estos señores han demostrado una falta absoluta de conocimientos, de saber llevar un club, de cuidar y mimar a sus jugadore sy técnico y simplemente por el hecho de hacer promesas a los patrocinadores absolutamente fuera de lugar. El balonmano navarro sabe perfectamente de sus abusos y salidas de tono, de sus desplantes, incluso en público (véase Villava, en el partido ante el Beti-Onak), de sus mentiras, amenazas y todo lo que vosotros queráis. Esos jugadores se merecen otra cosa, otros dirigentes con más nobleza (y luego hablan de la nobleza de los riberos, que la hay), dignidad y señorío, algo de lo que carecen absolutamente. Y de mi sucesor... mejor no hablar, ya que no lo conozco pero, como se suele decir, por sus hechos los conoceréis.
Y esta es la verdadera historia y nadie me la puede negar porque hay testigos presenciales. Ellos saben la verdad y el tiempo me ha dado la razón. Que nadie piense que el equipo gana partidos por Sarcevic, Campo, Díaz Guerra, etc., lo hacen porque tienen calidad y porque hubo alguien en su momento, que supo reunirlos en una misma plantilla, y ese fui yo, algo de lo que me siento muy orgulloso.